Fechas de siembra, distancia entre hileras y cultivos antecesores se encuentran entre los principales temas.
Respecto a los ejes de su presentación, Haro dijo: “Elegí cuatros investigaciones que a mi juicio son las más interesantes para los productores con temáticas variadas. Hable de algunas experiencias que llevan 10 años de experimentación con sistemas de rotación, como se comportaba el cultivo de maní frente a esto con distintos tipos de labranzas para implantar, sembrado ante distintos antecesores lo que varía su rendimiento”.
Un novio para el maní
“En todas las experimentaciones que se han hecho, el mejor antecesor para el maní es el maíz. Tengamos en cuenta que el maní debe regresar a ese lote luego de cuatro años porque si lo hacemos más seguido estamos generando una mayor carga de inóculo y enfermedades en esos suelos. Está probado que el cultivo de maíz tiene ventajas en dos aspectos, por el lado de la ecofisiología deja un buen rastrojo lo que ayuda a que se pierda menos agua por evaporación al generar una capa superficial. Eso intercepta la radiación y no impacta directamente sobre el suelo. A demás, mejora la infiltración del agua disminuyendo el escurrimiento y el maní termina disponiendo de mayor cantidad de agua”, expresó Ricardo Haro.
Otro anclaje de su charla fue ver al maní desde las enfermedades. “Está probado por fitopatólogos que cuando el maní es sembrado bajo el cultivo de maíz, éstas se expresan mucho menos que si estuviera creciendo con un antecesor como soja. Recordemos que tanto el maní como la soja son leguminosas, por lo tanto si hacemos siempre esa rotación el inóculo no se da cuenta porque está la misma familia y se sigue perpetuando. A demás, hay otros microorganismos que son biocontroladores de suelo que compiten con los hongos por el sustrato, ganándoles en la voracidad por el alimento que existe en el suelo atenuando la expresión de esos hongos”, expresó el profesional del Inta Manfredi.
En cuanto a fechas de siembra, dijo que “en el ambiente manisero siempre se ha dicho que la fecha óptima está dentro de la primera quincena de noviembre y mi objetivo fue cuantificar cuanto era la caída del rendimiento si retrasamos esa fecha de siembra y cuanto era el incremento, si las adelantamos. Es real que un suelo con una determinada temperatura indicaba el momento óptimo para salir a sembrar. Pero en los últimos años ha cambiado todo el arsenal tecnológico con el que contamos como fungicidas, cura semillas y arrancadores. Esto nos da un plus para poder adelantarnos un poco aunque este mas frio. Lo que está probado es que cuando adelantamos la fecha de siembra a fines de octubre los rendimientos se incrementan, y esto es muy simple de explicar. El momento más delicado para el maní que los ecofisiólogos llamamos período crítico, que es cuando se fija el número de vainas. Por eso lo ubicamos cuando se suceden los máximos índices de radiación y temperatura que son los insumos fundamentales. Esto ocurre a fines de diciembre principio de enero. Si retrasamos la fecha de siembra, eso se desplaza más y comenzamos a ubicar el período crítico del cultivo en un momento donde la temperatura y la radiación van descendiendo, lo que no es bueno porque cae el número de granos y de vainas que es el principal componente del rendimiento”.
Respecto al distanciamiento entre hileras, indicó que “otra de las investigaciones presentadas fue el acortamiento entre hileras del maní. Si nosotros por diferentes factores nos vemos obligados a retrasar la fecha de siembra, sabemos de antemano que estamos castigando al cultivo rindiendo menos. Lo ubicamos en un ambiente que no es bueno para el maní. Una manera de mitigar esa caída en el rendimiento es acortando el distanciamiento entre surcos para que rápidamente tenga un desarrollo, cierre el surco y aproveche un factor tan crítico como la radiación”.
Precios del Maní
