Bongiovanni, investigador de Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), asegura que la huella de carbono de la cadena del maní puede reducirse en algunos casos a cero, aprovechando el valor energético de su cáscara.
Según el especialista, por cada mil kilos de maní confitería, es decir, maní sin cáscara, se emiten a la atmósfera unos 500 kilos de dióxido de carbono. Ahora bien, de aprovechar aquella cáscara en reemplazo de combustible fósil durante el proceso, se ha comprobado que se puede lograr una disminución de un 83 por ciento la huella de carbono de la cadena, y en algunos casos del 100 por ciento.
“Es decir, esas emisiones que uno está produciendo por laborear el suelo, por sembrar, por cosechar, por transportar el producto, procesarlo dentro de la empresa y llevarlo al puerto, todas esas emisiones de dióxido de carbono equivalentes quedarían, de alguna manera, neutralizados cuando se utiliza la cáscara como fuente de energía”, explica con contundencia Bongiovanni.
“Estamos hablando de una cadena neutra desde el punto de vista energético”, especifica, al tiempo que señala que la potencialidad de la cáscara de maní es comparable con la de los chips de madera, al punto da como ejemplo lo que sucede en la Aceitera General Deheza, industria que utilizando la cáscara de maní se abastece de toda la energía eléctrica y térmica que consume.
“Estamos hablando de aprovechar un residuo que en muchos casos es desechado”, enfatiza el experto.
En su exposición realizada durante el año pasado en las Jornada Nacional de Maní, organizadas en General Cabrera, el investigador deja en claro sus objetivos: “El análisis está destinado a los diferentes actores de la cadena del maní: productores agrícolas, productores industriales, cámaras, asociaciones vinculadas, etc., quienes podrán utilizar los resultados: a) para que las propias empresas trabajen en la mejora continua de la gestión ambiental interna; b) para comparar el desempeño de la cadena del maní con productos alternativos, o con las mismas cadenas en otros países; c) como herramienta de marketing, competencia, y diferenciación, d) para brindar información a los consumidores, a los mercados nacionales/internacionales (huella de carbono u otros impactos); o e) como herramienta para gestionar políticas de apoyo al sector y/o a la región”.
El estudio llevado a cabo por el especialista, contó con la participación del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), empresas asociadas a la Cámara Argentina del Maní y la Fundación Maní Argentino.