Desde hace varios años la Fundación Maní Argentino publica la “Guía práctica del cultivo de maní”, documento que contiene los aspectos técnicos más importantes para tener en cuenta de cara a la siembra. La elaboración de éste manual cuenta con el aporte de reconocidos especialistas del sector y una gran cantidad de material bibliográfico publicado por instituciones de prestigio como INTA, CIA, UNRC, entre otras.
En los últimos años, hemos visto como el área de siembra de maní se fue ampliado a regiones que antes parecían casi imposibles. Hoy en día encontramos lotes sembrados en el sur de Santa Fe, Noroeste de Buenos Aires, La Pampa, San Luis, también en Tucumán, Catamarca, Salta y Jujuy.
Inclusive en regiones típicamente sojeras y maiceras como el sudeste de la provincia de Córdoba, el cultivo de maní ha tenido un crecimiento muy importante obteniendo rendimientos excepcionales.
Claro que el mejoramiento genético ha fortalecido aspectos centrales para el desarrollo del cultivo como su ciclo productivo y la tolerancia a ciertas enfermedades, sin embargo, por sus características morfológicas, la elección del lote sigue siendo fundamental a la hora de decidir su siembra.
Los suelos sueltos, con bajos porcentajes de arcilla, son los ideales para el maní, dado que el clavo penetra fácilmente, produce vainas de buen tamaño, se arranca fácilmente y se cosechan vainas limpias.
Los suelos muy arenosos presentan la desventaja de almacenar poca agua y nutrientes y por lo tanto el cultivo será más susceptible a la sequía y a carencias nutricionales.
Otro aspecto fundamental es la rotación con otros cultivos, especialmente gramíneas como sorgo, maíz o pasturas, lo cual es determinante en la obtención de un buen rendimiento. Los principales beneficios para el maní cuando es rotado convenientemente es un mejor uso de la fertilidad residual, una mayor eficiencia en el control de malezas y la menor presión de enfermedades. Por eso, la máxima del sector es que “el maní debe regresar al mismo lote cada cuatro años o más”.
Fertilidad de Suelos
Los elementos sobre los que se pone mayor atención son calcio y boro. En la provincia de Córdoba la disponibilidad de estos nutrientes cubre las necesidades del cultivo.
El maní es una planta leguminosa con capacidad de fijar su propio nitrógeno y es una excelente extractora de fósforo y potasio, por lo que excepcionalmente necesita ser fertilizada. Las raíces pueden penetrar hasta dos metros de profundidad y son muy efectivas en aprovechar los nutrientes y el agua del suelo.
Es recomendable fertilizar adecuadamente el cultivo anterior, especialmente si es un cultivo de maíz o sorgo granífero, los cuales incrementarán su producción y la fertilidad residual será aprovechada por el maní.
Una vez elegido el lote, debemos enfocarnos en el laboreo.
La preparación del suelo comienza con el manejo del rastrojo del cultivo anterior o del cultivo sembrado como cobertura. El barbecho con residuos en superficie o el cultivo de cobertura son manejos efectivos para acumular agua, ya que facilita la infiltración de las lluvias y disminuye la evaporación.
Además, una buena cobertura reduce la erosión del suelo por el viento y aumenta la eficiencia del uso del agua.
Si bien la siembra directa sobre rastrojos o sobre cultivos de cobertura es recomendable, debe realizarse con ciertas precauciones. Es necesario disponer de una sembradora apropiada, controlar correctamente las malezas, evitar sembrar en lotes con horizontes endurecidos o irregularidades muy pronunciadas del terreno.
Precios del Maní
