San Luis es la tercera provincia productora de maní en Argentina, con una superficie de siembra de 16.379 hectáreas. Primero está Córdoba con 250.801, y le sigue Buenos Aires con 39.376. Una de las mayores empresas que trabaja con la oleaginosa, y está instalada desde hace quince años en la provincia es Maniagro, una firma agroalimentaria dedicada a la producción, al acopio, la selección y exportación de maní confitería. “Esta zona es muy buena para la producción, los suelos son arenosos y este aspecto favorece la calidad del producto, porque se cosecha en caja y es como la papa, mientras menos tierra tiene mejor, al ser un suelo arenoso no se adhiere en el cultivo entonces obtenemos un producto de muy buena calidad”, explicó brevemente Facundo Marioni, que es ingeniero agrónomo y responsable técnico de la zona.
Maniagro tiene en la provincia 5.600 hectáreas cultivadas que se distribuyen entre el norte, por la zona de Quines y Candelaria, que se encuentra bajo riego; y hacia el centro en Villa Mercedes y Justo Daract, estas se producen en secano.
La campaña de siembra empieza durante los primeros días de octubre y se extiende hasta el primero de noviembre. “En esta zona atravesamos un momento crítico por la falta de lluvias, este panorama no es muy alentador, pero bueno, para la implantación de cultivo estamos bien. Con la llegada de las últimas lluvias estamos más que bien, superando los niveles que tuvimos el año pasado. El maní es más resistente y no tuvimos que resembrar por la caída de granizo, en cambio el cultivo de soja es más sensible. En unos lotes complicó el panorama, específicamente en la zona centro de la provincia y tuvimos que resembrar. La piedra generó mucho daño durante el fin de semana pasado”, explicó.
“Utilizamos la semilla DRS, que fue elaborada por la empresa. Esta es la única firma que cuenta con el conocimiento, la información y el know how de todas las etapas que intervienen en la cadena de valor del maní, desde su genética y desarrollo de semillas, pasando por la producción agrícola, la recolección, el procesamiento y, finalmente, la exportación. Esto le permite nutrirse de todos los actores del proceso y así tener una visión integrada y global del mejoramiento genético”, aseguró el ingeniero agrónomo.
Marioni indicó que utilizan este híbrido que tuvo salida comercial hace, aproximadamente, tres años, “aunque se viene desarrollando desde hace mucho tiempo antes, porque eso requiere mucho trabajo, pruebas y ensayos”, añadió.
En cuanto a la densidad, es decir, el número de plantas por unidad de área de terreno, que tiene un marcado efecto sobre la producción “es lo más importante”, aseguró el productor y siguió: “El distanciamiento entre hileras, en este caso, se realiza a 70 centímetros, también se suele hacer a los 90 centímetros con líneas variadas”.
En cuanto a los requerimientos nutricionales, afirmó que “el maní no es un cultivo que necesite la incorporación de un nutriente directo. Lo que sí se necesita es la inoculación, porque es como la soja, una leguminosa, entonces tiene la posibilidad de hacer fijación biológica con una bacteria que hace un nódulo y por eso es que no extrae mucho nutriente del suelo como nitrógeno, sino que lo incorpora a través de la fijación biológica”.
En San Luis, el núcleo productivo de maní está comprendido en las localidades de Villa Mercedes y Justo Daract, aunque en otros sectores también se trabaja. Pero en esas zonas el suelo es arenoso y esto facilita el clavado, la cosecha, de este tipo de cultivo, además temperaturas y precipitaciones estivales que favorecen su desarrollo.
El Ministerio de Medio Ambiente, y de Producción, de la gestión anterior, regula la siembra de maní para cuidar los recursos naturales. Para sembrar los productores deben presentar un proyecto en el que tienen que detallar la cantidad de lotes, el plan técnico de manejo del cultivo y la documentación legal requerida.
Una de las particularidades que presenta el cultivo de maní es que, al momento de su extracción, se produce la inversión del pan de tierra y “la tierra queda suelta”, esto produce que con los vientos se vuele. Entonces el agricultor está obligado a sembrar otro cultivo de cobertura en el mismo espacio, luego de arrancado el maní, para proteger el suelo.
Esta modalidad procura buenos índices productivos, permite el trabajo simultáneo con otros cultivos y propicia la conservación de los suelos.
“Sabemos que la provincia es súper estricta en eso, y la empresa también, no hay lote que no tenga planificación, para trabajar y obtener un producto de calidad se necesita que esté todo ordenado. Si no se presentan estos requerimientos, no se puede hacer el cultivo. Nosotros trabajamos en la implantación de un verdeo de invierno previo a la arrancada del maní”, dijo.
Marioni explicó que en los lotes usan centeno, triticale o trigo, “la empresa también, tiene sus campos con sus lotes propios destinados a la cosecha para producir la semilla, que es el cultivo de invierno que se va a hacer para cobertura. Es una obligación, una exigencia por parte de las autoridades y en esto tiene que estar de acuerdo el productor, el propietario, y tiene que estar bajo la supervisión de un profesional”.
La rotación de cultivos es crucial, por eso Marioni recomienda no volver al cultivo de maní en el transcurso de cuatro años. “Esto también es muy importante para no incorporar enfermedades propias del cultivo de maní que afectan al mismo, como ser enfermedades fúngicas. En esos cuatro años se aconseja la rotación con cultivos de combinación gramínea y leguminosa, y al mismo tiempo la incorporación de nutrientes en los cultivos, o sea fósforo se fertiliza en la soja y en el maíz”.
Una vez que se cosecha el maní, la producción se lleva a la planta que Maniagro tiene en la localidad cordobesa de Carnerillo, ahí se hace el procesamiento. “El maní llega en caja, con palo, con tierra, con todos los materiales residuales. Ahí se zarandea, se saca la tierra, se limpia, se selecciona y se almacena en cajas. Después el proceso continúa con el descascarado y se selecciona por tamaño y por color”, especificó.
En cuanto a los avatares del clima en 2023 no lograron terminar la siembra en fecha, “si bien iniciamos en octubre tuvimos que sembrar en noviembre. A veces preferimos hacerlo en noviembre por las heladas tardías, que pueden afectar el cultivo. Podría haber sido mejor, pero no nos fue tan mal. Con las recientes lluvias el cultivo se desarrollará mejor”, explicó y añadió que “una helada corta el ciclo, lo afecta muchísimo, como cualquier cultivo estival”.
Aunque las semillas implantadas en ambas zonas es la misma, el destino que le dan a la producción es diferente, “la de la zona norte se trabaja con fines de consumo, en grano o se pone en la caja directamente. A su vez el grano puede ser procesado en pasta o en otro montón de otras cosas”, contó el ingeniero agrónomo.
En cuanto al futuro, Maniagro Argentina cuenta con un sistema productivo estabilizado en las 5.600 hectáreas en San Luis, además produce en Córdoba, en el norte de La Pampa, en el sudeste de Buenos Aires, y en Santa Fe
Para extraer el maní del suelo la empresa cuenta con servicios tercerizados, “casi todo es a través de contratistas, la siembra también. Lo que más mano de obra conlleva es el desmalezado que se realiza en forma manual. Lo que es arrancado, cosecha, pulverizaciones, todo contratado. Hay disponibilidad de maquinaria porque está todo estructurado así, trabajamos con los mismos contratistas de siempre, entonces la gente que trabaja ya sabe con anticipación los campos que va a tener, que va a sembrar todo, sus empleados ya están capacitados para la práctica del cultivo”, concluyó.
Retenciones al maní
La Cámara Argentina del Maní manifestó su preocupación por la aplicación de derechos de exportación del 15% para sus exportaciones. “La eliminación del déficit no puede realizarse a cualquier precio, a cualquier costo, perjudicando a industrias que llevan años y años tratando de consolidarse en el mercado internacional”, indicó la institución a través de un comunicado.
Silvina Campos Carles, economista jefe de Coninagro, indicó que la propuesta oficial de promover “una suba de los derechos de exportación representa menores ingresos de forma directa para las economías regionales del interior del país”, y agregó que “restringe la competitividad de las mismas”.
Aseguró que un nivel del 15%” para que tributen retenciones de producciones regionales “deja afuera a muchos de los mercados internacionales” y convalidó la necesidad de “incorporar nuevas” economías regionales al listado de exenciones entre ellas todas las semillas, maní, algodón, lino, colza, cártamo, girasol confitero, maíz pisingallo, trigo candeal, tabaco, jojoba, productos orgánicos, vitivinícolas, alfalfa y forrajeras.
Fuente: El Diario de la República