Con más de 450.000 hectáreas implantadas, el sector alcanzó un nuevo récord de superficie nacional, reflejando el crecimiento sostenido de este cultivo clave para las economías regionales y el comercio exterior.
En términos generales, el desarrollo del maní se encuentra dentro de los parámetros normales, con plantas que han logrado un crecimiento homogéneo y que, en su mayoría, ya cerraron los surcos o están próximas a hacerlo. Este hito es fundamental para la conservación de la humedad del suelo, la competencia con malezas y la protección de los frutos en formación.
Sin embargo, las condiciones climáticas no han sido uniformes en todas las regiones. En particular, el sur de Córdoba y el noroeste de Buenos Aires muestran signos de estrés hídrico debido a la escasez de precipitaciones durante el mes de enero. Los productores de estas zonas siguen de cerca los pronósticos y esperan lluvias en el corto plazo para evitar que la falta de agua afecte el potencial de rendimiento.
A medida que la campaña avanza hacia etapas clave, el comportamiento climático será determinante. Se espera que febrero traiga precipitaciones que permitan consolidar el desarrollo del cultivo y asegurar un buen llenado de vainas, etapa fundamental para definir la calidad y cantidad del maní cosechado.
El sector sigue con atención la evolución del cultivo y las condiciones meteorológicas, con expectativas de que esta campaña histórica en superficie también se traduzca en buenos rendimientos y calidad para la industria.