Las estimaciones de superficie son bastante variadas, dependiendo de la fuente. El USDA ya pronosticó un aumento del 9 por ciento en sus primeras estimaciones, los agrónomos vinculados al sector creen que el aumento será del 20 por ciento y los agentes de seguros de cosechas han pronosticado entre 25 y 30 por ciento más de maní para la campaña que está comenzando, según información difundida por The Peanut Growed.
Es difícil determinar quién tiene la razón tan temprano en la temporada. Los mercados tendrán que operar con los números cambiantes hasta que un nuevo informe de stock y siembra sobre la superficie cultivada, que el USDA estaría emitiendo hacia fines de junio de 2015, despeje algunas dudas.
En el ámbito de oferta y demanda, y manejándose en un rango promedio de aumento del 15% de superficie cultivada, se pasará de 1.354 millones de acres (548.000 ha.) sembradas el año pasado, a 1.557.100 acres (630.000 ha.). Manejando actualmente un promedio de 3.900 libras por acre, teniendo en cuenta la situación agronómica favorable en el país del norte, se llegaría a unas 3.000.000 de toneladas de maní.
Esta mayor producción de maní se debe a que muchos productores se volcarían a sembrarlo en lugar de producir algodón, cultivo por el cual se está manejando un precio inferior.
La demanda postcosecha para el maní se prevé que sea 2,7 millones de toneladas, incluyendo lo destinado al ámbito nacional y el de exportación. Eso significa que un remanente de 300.000 toneladas, añadido a las actuales 900.000 toneladas, daría un total remanente de 1,2 millones de toneladas al finalizar la campaña, de no mediar inconvenientes climáticos adversos, como una posible escasez de fungicidas o brotes importante de alguna enfermedad, según indicó The Peanut Growed.
Parte de este remanente podría volcarse a la exportación y precionar sobre los precios internacionales.