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Aviación para producir más y mejor

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La empresa manisera Prodeman apostó al uso de aeronave tanto para pulverizaciones y siembra aérea como para recorrer los campos y transportar personal, mejorando notablemente la eficiencia de los trabajadores. Por Santiago Rivas


Desde el corazón de Córdoba, más precisamente en la ciudad de General Cabrera, Prodeman S.A. abastece al mundo de Maní Confitería y de una enorme variedad de productos derivados, en un modelo de empresa que ha ido mas allá de la producción primaria. En su planta de 64.000m2 cubiertos, en predios que totalizan 24 hectáreas, los 550 empleados de la empresa de la familia de Oscar Cavigliasso procesa unas 140.000 toneladas al año de maní, tanto para el mercado local como para la exportación.
 
Más de cuarenta años han pasado desde que comenzaron trabajando solamente 100 hectáreas de maní, para sembrar hoy 42.000 hectáreas, más otras 20.000 de soja y otras tantas de maíz. Bajo la marca Maní King, Prodeman comercializa en el mercado interno, mientras que también provee a muchas industrias tanto en el exterior como dentro de la Argentina, como Maní Salado, Tostado, Garrapiñada, con Chocolate, Aceite de Maní y Pasta de Maní, entre muchos otros.
La calidad siempre fue un factor fundamental y eso les llevó a entrar a mercados como Holanda, Polonia, China, Argelia, Chile, Suiza, Colombia y Rusia.
 
Aviación Guillermo, el menor de la familia de 4 hermanos a cargo de la empresa, se recibió de piloto privado de avión en 2004 y en 2005 de Ing. Agrónomo. Desde ese momento empezaron a ver la aviación como aliado estratégico en la producción. Con el fin de mejorar su eficiencia productiva, la empresa decidió en 2005 organizar un área de aviación.
Primero, el objetivo era poder mejorar los tiempos de traslado de personal entre un campo y otro, especialmente hacia los que cultivan en el norte del país, por lo que se compro un Piper Arrow 3 y desde entonces, Diego Cerioni se puso al frente de toda la actividad aeronáutica de la empresa.
Poco después apostaron a incorporar un helicóptero para verificar los cultivos, comprándose un Robinson R-44.
 
Analizamos costo/beneficio. Por ejemplo cuando hay 20 cosechadoras trabajando, llevar en un día a un técnico que sepa regular esas cosechadoras en el día, se logra disminuir considerablemente las pérdidas de manera tal que el helicóptero se paga solo en un par de años. Lo mismo al regular la sembradora o al encontrar una enfermedad en un cultivo. En una mañana podemos recorrer 15.000 hectáreas, las enfermedades se detectan mucho antes que en camioneta. Las ordenes se emiten en el momento y con el avión podemos aplicar de inmediato en la superficie que necesitamos, entonces las plantas están más sanas, con menos agroquímicos, mayor productividad. Entonces costo más el avión que la terrestre, si, costó más el helicóptero, si, pero lo producido es mayor, ese es el criterio que tenemos”, explica Diego Cerioni y agrega que hoy no hay ninguna otra empresa manisera en el país que posea aviones para aplicar al cultivo de maní, porque como el fruto va enterrado, se preocupan menos que con la soja y el maíz, porque a la planta se pisa y parece que no afecta a los frutos.
 
“Nosotros hemos hecho estudios durante 3 años en un lote de 100 hectáreas, mitad con aplicación terrestre y mitad aplicación aérea, lo resultados favorecen ampliamente al avión, llegando un año al 10% más quintales en la parte aérea que en la terrestre, solo por la aplicación de fungicidas. El resultado es porque es una planta muy rastrera y las gotas del avión llegan más abajo que la terrestre, por el movimiento que produce el ala. Ese fue el argumento para pasar de la terrestre, que anda bien, a la aérea”. Así, la empresa decidió incursionar en 2012 en la compra de aeroaplicadores, inicialmente con una aeronave que se perdió en un accidente, pero reemplazada poco después y a la cual se sumó una más, alcanzando hoy una flota de dos aviones Thrush 510G.
 
“Nos gusto la marca Thrush y adicionalmente cambiamos de motor Pratt&Wuitney a General Electric cuando en el país pocos lo querían. Tiene 50hp más en esta versión, economía de combustible y lo otro es el sistema de inyección que es distinto” describe Cerioni, adicionalmente hay un ahorro de unos 100Kg de peso en la aeronave cuando se equipa con motor GE. Posteriormente, sumaron un Beecharft C90 King Air para los traslados, evolucionamos a Robinson R66, en reemplazo del R44.
 
Con King Air llevamos no solo a los ejecutivos de la empresa, sino hasta a los tractoristas, ocho pasajeros y el piloto, lo que les permite llegar rápido a todos los campos en donde producen. Los dos aereoaplicadores tienen su base al sur de la provincia de Córdoba, en un campo de la empresa al sur de la localidad del Campillo, mientras que el resto están basados en General Cabrera.
 
Una de las ventajas que les brinda el avión es que al trabajar desde una unica base sobre gran parte de la superficie sembrada permite concentrar los productos en un lugar. Además, explica Cerioni que la velocidad de trabajo les permite que “en el slot de mejores condiciones de aplicación nosotros aplicamos quince veces más que terrestre, el avión gana lejos en la buena aplicación”. Otra ventaja que tiene es que en la zona donde trabajan la calidad del agua es muy mala y degrada los agroquímicos. “El avión nos permite usar agua que recolectamos de lluvia, en ese base, toda el agua para la campaña ya la tenemos almacenada con las primeras lluvias de octubre, entonces gastamos menos en correctores de agua y no degradamos los productos. Además de tener una sola base tenemos un camión para 20.000 litros de agua y 6000 litros de combustible, que permite dos a tres días de operación” para cuando es necesario trasladarse a pistas remotas.
 
Para la aplicación de productos liquidos usan Micronair, “que es lo más caro que hay, pero sabemos que produce mejor resultado” afirma Cerioni, mientras que también cuentan con equipo para aplicación de sólidos con el que hacen siembra aérea y fertilización. En siembra hacen cultivo de cobertura y han comenzado en esta campaña a evaluar la posibilidad de hacer siembra de soja, para aprovechar los lotes complicados en los que no hay piso para sembrar.
 
“Los aviones están equipados con navegador, con pantalla táctil, grande, con mapas de foto satelital de Google Earth, les subimos el lote por Wi-Fi. Cuando llega a la base se conecta y le aparece el lote dibujado, entonces no hay errores.
 
Contamos con dos pilotos por avión, con la intención de que el cansancio no haga cometer errores. Se van turnando. Los sistemas de navegación que tenemos son los más avanzados. Si uno hizo una parte del lote, así sea la figura que haya hecho, retoma el trabajo el banderillero sin problemas. Adquirimos equipos Ag-Nav, de pantalla táctil, comunicación Wi-Fi, 3G, recibe información meteorológica, se ve el mapa de Google que es interesante para identificar el lote. Se obtiene reporte completo del trabajo, explica Cerioni.
 
Para mejorar la eficiencia en el uso del agua y reducir la aplicación de productos, una vez por año además contratan a Alan McCracken, experto en aplicaciones de bajo volumen, “lo traemos e instruimos tanto al personal terrestre como aéreo en aplicaciones. Intentamos bajo volumen, hemos probado en insecticidas a 2 litros por hectárea, con el avión con 2000 litros salir a hacer 1000 hectareas es algo  importante” destaca Cerioni.
“Hoy contamos con 4 pilotos para los dos Thrush, yo hago algo de aplicación, pero no mucho, mi papel es dirigir el aérea de aviación de Prodeman, tengo a mi cargo el King Air y el Robinson R66. Este desarrollo aeronáutico se debió a juntar a la empresa con la cultura aeronáutica”. Hay empresas que hacen Maní pero no tienen avión, tenés que juntar a la empresa con la pasión del vuelo, entusiasmar. Cuando yo vine no había aviación, la idea era contratar a terceros, costo un tiempo convencernos de comprar un avión, tuvimos que hacer los números de que era una ganancia extra. Y ahí se decidió por un avión de aéreo aplicación, resulta que ahora tenemos dos. Lamentablemente esto en otras empresas, no ocurre porque la cultura de la aviación no está, un poco por los costos que tenemos, por los impuestos que erróneamente están gravando lo importado. ¿Por qué es caro traer un repuesto de un avión si no hay competencia en el país? Esto hace que la industria sea cara y que la gente no se meta.
 
Sin dar abasto
Según describe Cerioni, los dos aviones hoy no dan abasto. “Son 40.000 hectareas de Maní, que llevan 6 aplicaciones, son 240.000 hectareas, ni dos aviones nos alcanzan. Se usan también terrestres. No podemos evolucionar así de golpe” afirma, para explicar que la idea fue ir creciendo de a poco e ir midiendo los resultados, que hasta ahora fueron favorables al uso del avión.
 
 
Escuela de vuelo avanzado
La idea nació en 2014 junto al memorable Cesar Falistocco y fue llevada adelante por ambos hasta la trágica muerte de Cesar en 2017. La idea era hacer algo que les falta a los aeroclubes, que es entrenamiento avanzado. “Porque lamentablemente en todo el país los aeroclubes no tienen ni buenas aeronaves, ni instructores preparados para hacer maniobras extremas. Desde Prodeman hemos entrenado a muchos pilotos que se han animado a maniobras extremas. A mucha gente le enseñan lo que es la perdida, pero no que hay después de la pérdida o como salir de un tirabuzón, donde la reacción natural por desconocimiento es contraria a lo que hay que hacer para salvarse” narra Cerioni.
 
Así, el curso dura tres dias, “lo hacemos de viernes a domingo, una vez cada dos meses aproximadamente. Traemos 5 ó 6 pilotos, no más, cada uno hace cuatro turnos de vuelo, uno de maniobras extremas, que es poner el avión en todas las actitudes raras y salir de eso, reconocerlas, principalmente entrar en tirabuzón, con y sin flaps, con y sin motor, aterrizar con motor plantado, sacar ese miedo al motor que se para. Luego un turno de maniobras básicas verticales, como rizo, luego horizontales, toneles y media vuelta, y después combinamos, hacemos un rizo con tonel, por ejemplo. Y en ese fin de semana los pilotos salen con teoría de lo que es la carga G en las maniobras, porque ocurre eso porque sube la velocidad de perdida, ángulo de perdida, energía, y salen haciendo una secuencia acrobática básica que pueden hacer por si solos. De repente un piloto que no puede inclinar más allá de los 60º porque nunca hizo eso o 15º de pitch, pasa a manejar las 3D que tiene un avión, pero no el piloto” describe.
 
Cerioni explica que en Estados Unidos se hizo un estudio que, en diez años de accidentes de la  aviación general, el 40% de los accidentes fatales fue perdida del avión en condiciones totalmente controlables, que es controlled flight into Terrain CFIT (vuelo controlado contra el terreno). “No es que se rompió algo del avión o el motor, sino que es perdida de control del avión y esos sustos llevan a descontrolarse  si no sabes salir de la maniobra. Muchas empresas de aviación general que tienen este tipo de aviación ejecutiva empiezan a andar ese tipo de caminos”

Capacidad Productiva
La planta de producción de Prodeman está ubicada en un predio de, aproximadamente, 24 hectareas. Y está  conformada por: dos plantas de Maní Confitería, una planta de Maní Blancheado y una de Productos Elaborados, galpones de almacenamiento de insumos, galpones refrigerados para el almacenamiento de 40.000 toneladas de productos, celdas de acopio de materia prima con capacidad para 110.000 toneladas, taller montado para el mantenimiento de las plantas, un laboratorio de microbiología, uno de cromatografía gaseosa y uno de análisis físicos y químicos, sumando un total de 64.000 m2 cubiertos. Además, la empresa cuenta con una planta de Generación de Energía Eléctrica a base de cascara de maní, que no solo brinda electricidad a Prodeman, sino que, en breve, abastecerá a mas de 8.000 hogares en forma permanente.
 
Santiago Rivas – Redacción FeArCa

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Actualizado a: 29/11/2024

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