Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) dan cuenta que en términos de volumen el país exportó 12.115.462 kilogramos (kg), superior a los 11.077.460 kg registrados entre enero y agosto de 2021. Un crecimiento de 9,4%.
Según el INE, entre los principales compradores del maní boliviano están Perú, que representa el 85% del total de las exportaciones de esta oleaginosa, con un volumen de 10,8 millones de kg ($us 9,5 millones); seguido de Colombia, con 641.113 kg ($us 686.028); Ecuador 287.950 kg ($us 326.483); República Dominicana 174.500 kg ($us 230.553); Libia 121.000 kg ($us 181.226); Reino Unido 22.633 kg ($us 50.800); Alemania 22.000 ($us 49.783) y demás países de Europa y América en menor escala.
Los departamentos que más producen este fruto, de acuerdo con el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), son Tarija, Santa Cruz y Chuquisaca.
En 2021, el departamento de Tarija produjo 13.875 toneladas, en 8.289 hectáreas, seguido de Santa Cruz con 6.140 toneladas en 5.738 hectáreas y Chuquisaca con 5.171 toneladas en 3.977 hectáreas. Le siguen Cochabamba, Beni, Potosí, La Paz y Pando, pero en menor escala.
La producción del maní en el país en 2021, según el IBCE, alcanzó las 26.537 toneladas, en una superficie de 17.146 hectáreas, con un rendimiento promedio de 1,39 toneladas por hectárea.
René Rollano, productor agrícola y exdirigente de la Federación de Campesinos de la Región Autónoma del Chaco, señaló que pese a obtener buenos resultados en el tema de exportación, las sequías de este año han afectado a los productores de esta región.
“Estamos con los altibajos, en relación a 10 años atrás. El Chaco tarijeño se ha destacado en la producción de maní, se hizo un estudio para el tema de exportación y si bien salió bien, hasta ahora no hay una iniciativa real de exportación”, dijo.
De acuerdo con Rollano, en el departamento de Tarija, la región del Chaco tarijeño, el municipio de Yacuiba es el principal productor de maní, seguido de Caraparí, aunque en menor porcentaje.
Explicó que el año pasado se han producido alrededor de 5.000 hectáreas y en 2020 estaban por las 6.000 hectáreas “No tenemos un número exacto, pero en hectáreas estamos por ese número”.
Rollano agregó que son cuatro las variedades que más se produce en esa región, entre las que destacan Bayo americano, rojo ‘chiquito’, Overo colorado y “últimamente se está introduciendo el Florman”.
El agricultor explicó que en la actualidad una hectárea produce entre 30 y 35 quintales, comparado con años anteriores donde el rendimiento era mayor. “Se llegaba entre los 55 y 60 quintales por hectárea, pero por el tema de las sequías no se pasa de los 30 quintales”, dijo el productor.
Por su parte, Róger Salazar, administrador de la Asociación de Productores de Ají y Maní del Municipio de Padilla (Apajimpa) de Chuquisaca, al igual que Rollano, explicó a este medio que la sequía ha dañado el cultivo de maní y no se pudo producir en mayor cantidad.
“El 2020 los costos estaban bajos. Hoy está complicado porque no vamos a poder competir debido a la baja producción que tenemos. Desde febrero se ha tenido una sequía fuerte en toda Chuquisaca centro, prácticamente ha quedado arruinada la producción del maní”.
Agregó que solo los productores que cuentan con riego han producido esta oleaginosa y ahora que están entrando en el periodo de siembra van a chocar con el mismo problema que “es el agua”.
“El maní se siembra desde mediados de octubre, en esta época ya debería estar preparado el terreno. Incluso antes de Todos Santos tiene que estar dentro de la tierra, porque tarda un mes en que pueda agarrar la raíz al suelo. El maní tarda en desarrollarse, crecer y luego en producir. El ciclo productivo de la siembra es alrededor de seis meses, de modo que cuando sembramos pasado los días de Todos Santos ya no madura bien porque no le alcanza el tiempo para producirse, se queda solo con su cáscara y no rinde para el mercado”, explicó.
Ronald Reinales, gerente de Industrias Reinales, que se dedica a la exportación de esta oleaginosa, explicó que debido a los fenómenos climatológicos en esta campaña, verano 2021- 2022, se han visto primero afectados por un periodo de lluvias, “que retrasaron las siembras” y luego por un periodo bastante seco “cuando todos los campos estuvieron plantados y en pleno desarrollo vegetativo en el cual demanda la planta una mayor necesidad de humedad, en ahí se cortó el agua y tuvimos unas pérdidas de un 60% en lo que es en los rendimientos”, dijo el empresario.
Agrego que se ha tenido un rendimiento de entre 500 y 600 kilogramos en promedio por hectárea, a diferencia de los 1.600 kilogramos por hectárea en años anteriores.
Dijo que en Monteagudo, principal productor de maní en Chuquisaca, cerca de 500 familias se dedican a este cultivo.
“Es uno de los cultivos que más genera empleo, no se lo hace en superficies grandes, pero sí es un cultivo que demanda más mano de obra. Como no tenemos campos grandes, es el que genera más valor a las familias”.
Comer maní se asocia a prevención del envejecimiento
El maní no pertenece a la familia de los frutos secos y se clasifica como legumbre junto con alimentos como los guisantes, la soya y las lentejas.
Según un estudio publicado en Journal of Food Science and Technology, y recogido por Infobae.com de Argentina, el maní tiene compuestos como resveratrol, el cual está asociado a la prevención del envejecimiento prematuro y a promover la longevidad. También tiene fitoesteroles, que bloquean la absorción de colesterol y coenzima Q10, entre otros compuestos bioactivos que han sido reconocidos por tener propiedades para prevenir enfermedades crónicas.
“Es rico en grasas monoinsaturadas de buena calidad, fibra, vitaminas y antioxidantes. Por lo tanto, nos protege de eventos cardiovasculares y nos da saciedad. Es ideal para incorporar con moderación y preferentemente eligiendo la versión sin sal y con cáscara”, sostuvo en diálogo con Infobae la licenciada en Nutrición Delfina Fahey.
Según expertos, se trata de un producto que tiene un perfil graso amigable y saludable, lo que favorece una disminución del colesterol total sanguíneo y del colesterol LDL (malo), a la vez que puede incrementar el colesterol HDL (bueno). Aunque contiene grandes cantidades de grasa, su consumo ayuda al hígado a equilibrar su funcionamiento y al páncreas a procesar más fácilmente el azúcar.
También es rico en fibra natural y es especialmente saludable para el corazón y el sistema digestivo, lo que disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas o de colon.
Proceso de despicado del maní luego de la cosecha. Foto. gobierno autónomo municipal de yacuiba
Como si esto fuera poco, también puede funcionar como antidepresivo. Consumir un cuarto de taza de maní al día ayuda a generar niveles altos de serotonina en el cerebro, que se traduce en un equilibrio hormonal y convierte al maní en un aliado natural contra la depresión. Su alto contenido energético ayuda a disminuir la sensación de debilidad, cansancio y apatía.
Sin embargo, es importante tener claro que como todo consumo en exceso puede ser perjudicial. Sin hablar de gramos, porque no todo el mundo tiene disponible una gramera para pesar, los expertos recomiendan un puñado de maní al día. “Las porciones sugeridas dependen de requerimientos nutricionales de cada persona, pero se recomienda alrededor de un puñado por día. Se puede consumir en ensaladas, como snack o procesado como pasta de maní”, explicó.
Fuente: La Razon – Bolivia