Los implementos de labranza de suelo, la presión ejercida por éstos y el pisoteo de animales son factores que inciden en la compactación del suelo. Sin embargo, esto se puede revertir mediante diferentes labores de manejo (como rotaciones de cultivos intensivos y/o labores mecánicas), que permiten tratar el deterioro físico del suelo y prepararlo para la siembra.
Carmen Cholaky, docente de la UNRC, sostiene que en primer lugar se debe realizar un buen diagnóstico de la condición física del suelo, es decir, “diagnosticar la presencia de una capa densificada”. "Lo importante es definir cuál es el espesor de la capa, dónde comienza y dónde termina, para poder tomar decisiones respecto al manejo”, dice la especialista.
En caso de que las condiciones requieran de labores mecánicas, un buen diagnóstico brindará información sobre la profundidad de trabajo, la herramienta a elegir y la potencia necesaria para poder realizarlas de manera correcta. No obstante, cabe destacar que además de estas tareas, la descompactación puede revertirse mediante rotaciones de cultivos con raíces de diferentes tamaños y profundidades.
Indicadores para el diagnóstico
Existen algunos indicadores que permiten conocer la condición física del suelo. Uno fácil de medir es la resistencia mecánica. Cholaky explica que para esto existe un instrumental específico, pero también se puede medir haciendo una calicata y ver el esfuerzo que implica abrirla (ya sea con pala o cuchillo). “Así uno puede diagnosticar la presencia de una capa densificada”, generalmente ubicada entre los 15 y 25 cms. del perfil del suelo.
Otra variable indicadora puede ser el tipo de estructura. “Si uno rompe con la pala y saca terrones grandes que no se rompen fácilmente, o amontonamiento de raíces, son indicadores de que el suelo no está bien”. En este punto, la docente agrega que las raíces son un muy buen indicador biológico, porque pueden demostrar un crecimiento concentrado sobre las capas endurecidas, las cuales funcionan como limitante.
Consecuencias de la compactación
Es importante resaltar cuál es el efecto que generan las capas densificadas de suelo tanto para la producción de los cultivos como para la dinámica del agua y las problemáticas asociadas a ello. Así como también en los costos para la producción debido a los requerimientos de potencia que conllevan las labores mecánicas de estas problemáticas (en los casos que se tenga que acudir a este tipo de tareas).
En cuanto a los cultivos, al ver restringido su crecimiento, se concentran por arriba de las capas densificadas y cuando logran cruzar (atravesar las capas), lo hacen a través de los planos de debilidad. “Esto implica que las raíces no aprovechen todos los recursos disponibles en la profundidad del suelo, los nutrientes, el agua. Es decir, no pueden aprovechar al máximo toda la riqueza física, hídrica y nutricional que le ofrece el suelo a las plantas. Y eso, en muchas ocasiones, puede manifestar disminuciones marcadas en el rendimiento de los cultivos. Porque estas capas densificadas, cuando la condición hídrica del suelo es escasa, manifiestan más resistencia. Mientras que en períodos húmedos esas resistencias decaen y las raíces pueden atravesar las capas”, sostiene Cholaky.
Por su parte, el agua en nuestra región, si bien es un recurso sumamente importante para la producción de cultivos, también es un agente generador de problemáticas como la erosión o el desgaste de los suelos. Carmen explica que cuando los suelos presentan capas densificadas y se producen precipitaciones, estas capas hacen que la velocidad con la que ingresa el agua al suelo y la velocidad con la que se transmite el agua dentro del perfil, disminuya.
“Y cuando esa velocidad disminuye respecto a la velocidad o la intensidad con la que está lloviendo, se produce el escurrimiento. El agua de lluvia no alcanza a infiltrar, por lo tanto queda susceptible a escurrir. Y cuando el agua escurre, además de estar perdiendo todo ese recurso fundamental para la producción, se genera erosión del suelo”.
“Por lo tanto, la problemática del deterioro físico de los suelos también tiene que ver con la problemática de erosión hídrica”, concluye.