Cuando el riego hace la diferencia

En nuestro país el riego tiene mucho por explorar y crecer. Quizá todavía el sector goza del privilegio que le otorgan las condiciones naturales de los ambientes productivos y por eso nunca termina de ingresar con fuerza a los esquemas productivos.

 

Al margen de que la sequía ha sido generalizada en centro sur de la provincia de Córdoba, hay micro regiones que están mejor que otras por dos motivos: tuvieron un mayor aporte de napas y las lluvias fueron un poquito mejor que en el resto de la región.

 

Donde las precipitaciones fueron sumamente escasas, aquellos productores con campo propio que cuentan con riego podrán cosechar con rindes buenos, a diferencia del resto que hará número para ver si conviene ingresar al lote o no.

 

En San Luis por ejemplo, en la zona de Concarán, la falta de precipitaciones fue similar a la de la zona núcleo manisera. Sin embargo aquellos productores que utilizan éste sistema en sus campos tendrán buenas producciones.

“Si bien el maní no tiene un gran desarrollo vegetativo porque a la noche en esa zona es más fresco, como nunca se le corto el ciclo, el maní no está sufriendo estrés hídrico y tiene muy buena carga” explica el ingeniero Maximiliano Ponzio, integrante de la familia propietaria de un campo en esa región.

 

Uno de los problemas de la presente campaña no solo tiene que ver con la falta de agua sino con las heladas tempranas. El maní es un cultivo que puede aguantar 40°C como si nada, pero no le gusta el frío y puede ser uno de los principales inconvenientes en esa zona de San Luis. “Tanto las heladas tardías al momento de la siembra como las tempranas en tiempo de cosecha, son el mayor miedo de los productores” agrega Ponzio.

En cuanto a las características del lote, el cultivo se sembró entre el 18 y 23 de Octubre (fecha óptima) y se regaron alrededor de 150 milímetros, un dato que no es menor teniendo en cuenta que el riego es complementario y en las tres campaña anteriores el promedio fue de 80mm lo que muestra a las claras la merma en las precipitaciones. 

 

En cuanto a los rindes, se animó a pronosticar que de no tener problema con las temperaturas, serán buenos. “Si el frío no se adelanta, la producción rondara los 40 quintales. También es importante decir que se trata de un campo donde se hace maní por primera vez y hay que domesticarlo. Cuando se repita maní de aquí a cuatro años el suelo reconocerá al cultivo y podemos mejorar las producciones” puntualizó.