“Mejor tarde que nunca” indica el dicho popular, sobre todo si se trata de la lluvia. Entre noche buena y el 29 de diciembre, la región central del país recibió lluvias que en algunas regiones fueron muy abundantes, llegando a superar los 200 milímetros. Esto trajo un gran alivio a la comunidad manisera ya que en algunas regiones del centro sur de Córdoba, el cultivo iba a entrar en estrés.
Además de sufrir una marcada disminución en su área debido a la falta de financiación, la falta de agua significó el retraso de la siembra de maní hacia fines de noviembre, por lo que esta lluvia en muchos lotes llegó justo a tiempo.
Si bien hubo algunas zonas del suroeste de Córdoba donde llovió un poco menos, en general en toda el área manisera argentina, comprendida por el centro sur de Córdoba, noreste de San Luis, Norte de La Pampa, Noroeste de Buenos Aires y Sur de Santa Fe, las lluvias fueron muy buenas.
El maní había nacido bien porque la calidad de las semillas era buena, y parecía transcurrir los primeros estadíos de manera optima, pero con el correr de las semanas y la falta de agua, hubo zonas en las que se detuvo la floración.
“La floración es el primer evento fisiológico de la plana que se altera cuando hay estrés hídrico y por consiguiente deja de florecer. Después se empiezan a dar vuelta las hojas y se frena el desarrollo vegetativo” explica el ingeniero agrónomo Juan Soave, breeder de maní.
Dentro de lo malo que es la falta de agua para el correcto desarrollo del cultivo, Soave asegura que es mejor que haya sucedido en diciembre porque no es un período crítico para la planta. Siempre y cuando a partir de enero las lluvias sean más regulares.
“El maní es una planta muy noble, que tiene la capacidad de reponerse rápidamente ante este tipo de estrés. Además, al tener una producción indeterminada ya que va floreciendo las veces que haga falta hasta tener una carga suficiente, esta lluvia generalizada puede ser muy buena porque va a concentrar la floración. De hecho hoy se pueden observar todos los lotes florecidos” agrego Soave.
En esta primer semana de enero el maní está floreciendo a un ritmo muy positivo. “El maní pone varias flores por día, con lo cual, con la floración de una semana que se transforme en clavos, ya es suficiente para tener una buena producción. Creo que esta semana empieza en la mayoría de los maníes, la etapa productiva más importante y con una condición de humedad de suelo muy buena, que se puede traducir en una producción uniforme de muchas vainas” finalizó.