La empresa cordobesa Prodeman hace unos años ideó la manera de darle uso a la vaina que envuelve al maní, que era un desperdicio para la industria y que ellos, ahora, convierten en energía. Con ella, no sólo abastecen parte del proceso industrial, sino que pueden llegar hasta a 12.000 hogares en forma de bioelectricidad.
“Mi papá nunca se imaginó todo esto, hoy hay cosas que no puede creer, como el tamaño al que llegó la empresa y tampoco que estemos vendiéndole a China, Japón y los países más importante de Europa”, contó Gustavo Cavigliasso, vicepresidente de Prodeman, a Clarín Rural.
Lo que seguro tampoco hubieran imaginado los Cavigliasso fundadores, Oscar (padre de Gustavo, Marcela, Guillermo e Ivana), Aldo y Delmo cuando a mediados de los años 80 arrancaron con el maní como un “hobbie agronómico”, es que producirían electricidad con cáscara de maní a partir de 45.000 hectáreas que implantan cada año.
De las 140.000 toneladas con vaina que cosechan anualmente, luego de ser procesadas quedan unas 50.000 toneladas de cáscara. Procesan a un ritmo de 1.000 toneladas diarias de maní con cáscara para obtener unas 600-650 toneladas de grano.
“Todo surgió para empezar a administrar un recurso que era un residuo industrial, la biomasa de cáscara del maní que queda fruto del proceso de la obtención del grano”, explicó Jorge Ciravegna, coordinador de la Planta Generadora de Energía de Prodeman.
Hasta ahora la cáscara se tiraba, se enterraba, se daba a feedlots, o se llevaba a otros lugares para producir calor y usarlo en aceiteras como combustible. Pero lo cierto es que no había un uso concreto para grandes cantidades.
“No hay en el mundo otra planta que funcione pura y exclusivamente en base a cáscara de maní para generar bioenergía sin la intervención de ningún combustible fósil u otra biomasa”, destacó Ciravegna. Cambiaron un pasivo ambiental por un activo energético.
La cáscara llega a una caldera donde se quema para transformar energía calórica en eléctrica.
¿Cómo? Al quemar la cáscara se transforma en vapor de agua de alta presión (a 480°C). Ese vapor se conduce a una turbina que produce energía mecánica de rotación que, con el acople a un generador, se termina transformando en energía eléctrica.
La construcción de la planta demandó una inversión de alrededor de 20 millones de dólares. Con 10 megavatios de capacidad de producción la planta de Prodeman es la más grande de Argentina. El propio funcionamiento de la usina consume 10 por ciento (1MW/h).
La industrialización del maní demanda 25% (unos 3 MW/h), mientras que el 65% restante queda disponible para inyectarse al Sistema Eléctrico Nacional, a través de la Cooperativa Eléctrica de General Deheza, a 10 kilómetros de la planta.
“Estamos en un periodo de prueba con el objetivo de ser aprobados para participar del RenovAr 2, y así firmar un contrato de vinculación con el Estado que nos permita inyectar toda la energía que producimos en el sistema interconectado nacional”, contó Ciravegna.
RenovAr es el programa del Ministerio de Energía y Minería, que contempla la licitación de emprendimientos vinculados a bioenergías, del cual ya hubo dos ediciones y los pliegos de oferta de esta tercera se presentaron hasta el jueves de esta semana.
Fuente: Clarin Rural