La experimental de Manfredi tiene una colección en el banco de germoplasma de maní de más de 3400 entradas. Esa colección se inició en el año 1944 y sufrió un impulso muy grande entre los años ’70 y ’80 con el aporte de investigadores de otras partes del mundo, como EE.UU, Brasil y Argentina.
“Manfredi tiene una colección de maní muy extensa, bien representativa de la zona de origen del maní que es Sudamérica, pero que requiere de mucho recurso para caracterizarla y utilizarla en mejoramiento. Por ello, hicimos una colección más pequeña que representa bastante bien a la más grande, y así caracterizarla en profundidad para saber cuáles son las entradas valiosas” comenta el breeder del INTA.
Si bien es un proceso largo, el equipo de Baldessari ha comenzado a estudiar junto al área de Biotecnología la parte de variabilidad genética y marcadores moleculares, para en el futuro buscar aquellos asociados a ciertas características útiles como resistencias a patógenos, o calidad.
El aporte de los Marcadores Moleculares
“Los marcadores moleculares se usan para muchas cosas distintas, pero la que ha producido más interés en los últimos tiempos es asociar un marcador molecular a una característica útil, porque hay
características útiles que para evaluarlas a campo llevan muchos recursos, gente, dinero y tiempo. Mientras que descubrir algo que vos encontras rápidamente en un laboratorio y que te permite inferir la presencia de ese carácter útil, hace que sea más rápido y más barato” – explica Baldessari – “Entonces de ahí la importancia que han tomado los marcadores moleculares en los últimos veinte años, en la mayoría de los cultivos de nivel agrícola”
Otra de las líneas de investigación que lleva adelante el INTA tiene que ver con el ciclo del cultivo, ya que la posibilidad de que se siga expandiendo hacia otras regiones dependerá en gran medida, de su ciclo de duración. Además de los inconvenientes que se generan a partir de campañas con excesos hídricos en período de cosecha.
“Este año, por ejemplo, el material nuevo que liberamos desde INTA que es Acem 400 se alcanzó a levantar antes de que se iniciara el lío de las lluvias. Este año coincido justo, pero si hubiera sido un año normal, nosotros en la zona manisera usualmente tenemos una helada hacia fines de abril. Como la mayoría de los cultivares de mercado son muy largos y todavía no han madurado bien, los materiales cortos tienen la ventaja de que cuando vos los sacas a fin de marzo o principios de abril ya tienen muy buena agronometría, lo que se paga mejor a nivel internacional. De ahí la importancia de acortar un poco el ciclo de los maníes runner” enfatiza Jorge Baldessari.
Año niña y ciclos cortos
“Si se dieran los pronósticos que anuncian probablemente estos materiales más cortos alcanzarían a fijar la cantidad de frutos. No a desadornarlos completos, pero por lo menos a fijarlos antes de que se inicie el estrés ese de enero en adelante que es lo que están anunciando. Lo cual sería una ventaja adicional, porque si vos ya tenes formada la caja después necesitas menos fotosintato y menos comida para formar la semilla” explica.
De cara a una nueva campaña y teniendo en cuenta los buenos perfiles que se acumulan, posiblemente las fechas de siembra se adelanten. “Los materiales más cortos tienen la ventaja de tener una ventana de siembra es más ancha. Entonces podemos sembrarlos temprano y cosecharlo muy temprano, o sembrarlo un poco más tardío de lo que sería la fecha normal y no sufrir tanto por esa demora. Mientras que los materiales que están en el mercado sufren mucho cuando lo sembramos tarde” finalizó Baldessari.