Gabriel Aguilar era fanático de la pasta de maní. La comía a todas horas del día cuando vivía en Rosario, ciudad donde estudiaba Administración de Empresas. Pero cuando volvía a Entre Ríos, a su Colón natal, no la conseguía así que optaba por hacerla en su casa. Después de quemar varias procesadoras de sus padres, el chiste estaba al caer: tenía que armar su propia empresa.
Aguilar empezó a tomar en serio la idea cuando se juntó con su amigo Emanuel Fellay, que estudiaba Comercialización también en Rosario. Juntos dieron con una tesis sobre el producto y, de a poco, se fueron interiorizando sobre la oportunidad de negocio que venía de la mano de la mantequilla de maní.
El siguiente paso fue inscribirse en una capacitación de la fundación Empretec, que los ayudó a proyectar los siguientes pasos y, además, recibieron una inversión de $ 748.600 que sirvió de capital inicial. Era diciembre de 2019 y así nacía formalmente Entrenuts.
Con ese dinero armaron una pequeña sala de producción y compraron el 50 por ciento de la máquina con la que iban a transformar el maní en pasta. En ese momento se sumó Joaquín Colella, compañero de la facultad de Fellay que aportó el capital que faltaba para empezar y poner a punto la producción.
El jueves 19 de marzo de 2020 los tres socios viajaron a Buenos Aires para buscar la máquina. Al día siguiente, se anunció la llegada de la cuarentena y con el Covid, los planes de los emprendedores cambiaron por completo.
«Se cerró todo: empezamos a vender por WhatsApp y a hacer los repartos nosotros con guantes y máscaras. Cuando arrancamos la gente no conocía el producto, decían que era algo yanqui o de los Simpson. Pero la cuarentena también trajo más conciencia sobre la alimentación saludable y el producto se empezó a vender. Llegamos a dietéticas y otros locales, y fuimos avanzando», recuerda Fellay.
La pandemia había golpeado fuerte a una ciudad tan turística como Colón. «Un amigo se había quedado sin trabajo y nos venía a visitar. Se terminó convirtiendo en el primer empleado y empezamos a producir. Mientras, Y yo buscaba distribuidores en el resto del país. A los 3 meses nos llegó la habilitación. El punto de equilibrio era vender 1200 frasquitos y terminamos vendiendo 17.000. Tuvimos que tomar más empleados y sumar otro turno para hacer rendir la máquina. Crecimos casi 2000 por ciento de un mes a otro», recuerda el emprendedor.
Para Fellay, la tendencia de consumo acompañó, pero también las ganas y el empuje que pusieron, a pesar de no tener experiencia en la industria: «Tuvimos la tenacidad de llamar todos los días a distribuidores e insistir incluso sin tener el producto terminado. Teníamos 21, 22 y 23 años cuando empezamos, era nuestro primer proyecto a escala», agrega el cofundador de la empresa que hoy emplea a 45 personas.
Ponerse al frente de ese equipo fue otro desafío: «Aprendimos a comunicarnos, a transmitir lo que queríamos hacer. Marcar límites. Con el correr del tiempo lo fuimos puliendo. Hay personas dentro de la empresa que casi que podrían ser nuestros padres…pero por suerte hoy trabajamos como una familia grande. Se hace más llevadero eso. El 100 por ciento de la gente tiene la camiseta puesta y es más fácil transmitirlo», analiza Fellay.
Hoy tienen una red de más de 200 distribuidores, llegan a todas las provincias, y a medida que fueron sumando clientes, también llegaron pedidos de nuevos productos. A la pasta de maní tradicional se le sumaron nuevos sabores (como la presentación con chocolate, con coco, con stevia o hasta ahumada), pero también otros alimentos que complementan la propuesta saludable como miel (líquida y cremosa), aceite de coco (con el que son muy fuertes y producen 30 toneladas mensuales) y hasta ghee (manteca clarificada).
Incluso, las pastas de Entrenuts ya cruzaron la frontera y llegaron a los Estados Unidos, Uruguay, Chile y Brasil. «Nosotros pensábamos que nuestra experiencia exportadora iba a empezar por el Mercosur, pero nos llegó un pedido de Estados Unidos para producir (sin marca) a un cliente allá. Lo primero que mandamos fue un contenedor de 40 pies, empezamos en grande. Estados Unidos es el principal consumidor de pasta de maní del mundo: era como venderle dulce de leche a un argentino», reflexiona el emprendedor.
Hace dos meses enviaron su primer cargamento con marca propia a ese mercado y pronto se mudarán a una nueva planta (ocho veces más grande que la actual) que tendrá las certificaciones necesarias para entrar a mercados de Europa y Medio Oriente.
Hoy producen entre 100 y 120 toneladas de pasta de maní al mes y este año proyectan facturar $ 1200 millones (en 2022 ese número cerró en $ 200 millones). El crecimiento también implicará contratar a más personas y están en proceso de convertirse en una empresa de triple impacto.
Fuente: Cronista
Precios del Maní
