A nivel provincial, el arrendamiento promedio sería de 8 quintales de soja por hectárea, 1,5 quintales más bajo que el de la campaña 2014/15.
El alquiler es la variable que más se ha ajustado en las últimas campañas, evidenciando también una gran caída en la renta agrícola. Sin embargo, se han convalidado precios elevados en insumos y gastos de comercialización que deberían seguir un proceso de reacomodamiento similar al del arrendamiento, para que la actividad permita un margen razonable de ganancias para todas las partes intervinientes. Ello requerirá de permanentes negociaciones entre las partes, para que exista sustentabilidad en el largo plazo.