Gerónimo Del Barco es ingeniero agrónomo, gerente de Grupo La Tobiana y de Agroadvance SRL, y actualmente es presidente del Crea Carnerillo, un grupo que integra el movimiento desde 1978 y que reúne a 12 empresas agropecuarias, cuyo corazón es la agricultura en soja, maíz, trigo, maní, sorgo y girasol.
“El grupo en total representa entre 50 y 60 mil hectáreas. Dentro de la agricultura, tenemos riego por pivote y riego subterráneo, además varias empresas diversifican sus negocios y generan valor agregado. Somos un grupo que le da mucha importancia a la agricultura en rendimiento, pero también a la innovación. Las empresas avanzan en negocios de agregado de valor, entre lo que podemos mencionar molino de trigo, molino de maíz, biocombustibles, startups y agtech. De hecho, una de las empresas es fundadora del Clúster Agtech de Río Cuarto”.
Motivados por la inquietud de conocer dónde están parados, e indagar sobre cómo trabajan otros mercados y qué oportunidades se presentan en el mundo, integrantes del grupo realizaron un viaje por Europa.
El productor destacó que “el eje de este tipo de viajes es abrirnos la cabeza, ver en el mundo qué es tendencia, ver qué oportunidades hay para tratar de implementarlas en Argentina”.
Como parte de su funcionamiento, el grupo tiene por política realizar este tipo de misiones cada dos o tres años. De hecho, en los últimos 10 años pudieron visitar Francia, Silicon Valley (USA), Israel, Mato Grosso (Brasil) y ahora Europa, donde tocaron cuatro países, entre ellos, Países Bajos, Bélgica, Inglaterra e Irlanda del Sur.
Desde el grupo fomentan que las empresas conozcan su impacto ambiental y midan su huella de carbono, esto fue clave a la hora de pensar un viaje a Europa para conocer de cerca esa tendencia en mercados más exigentes.
Facundo Lagos, uno de los productores que formó parte de la misión y cuya empresa lleva 40 años siendo parte de Crea Carnerillo, aseguró a La Voz Agro que “entre los principales beneficios de participar de esta institución está el de poder intercambiar experiencias, generar una importante red de contactos, lograr un trabajo en equipo, motivarnos a ser innovadores y salir de la zona de confort, como así también poder conocer otras visiones y miradas”.
Durante el viaje, los miembros del grupo pudieron conocer los aspectos relativos a la sustentabilidad de los sistemas agrícolas y medición de huella de carbono. “Para eso visitamos la Universidad de Wageningen (Países Bajos), donde conocimos el programa Brechas de Rendimiento (Yield Gap). También estuvimos en el Instituto Teagasc (Irlanda del Sur), vinculándonos con productores agropecuarios de ese país”, detalló Del Barco. Además, contó que indagaron en los sistemas crediticios de los bancos europeos y en las exigencias para los exportadores de Argentina. “Visitamos las oficinas de Viterra y el puerto de Rotterdam”, aseguró Lagos.
“El principal desafío e interés del grupo está en investigar y conocer el mercado de huella de carbono en el mundo, ya que muchas empresas de Crea están empezando a transitar ese camino en sus sistemas de producción agrícola”, señaló.
En un análisis global de la experiencia, Del Barco señaló que Argentina tiene un desarrollo tecnológico mucho mayor. “Lo vimos en genética como en maquinaria agrícola, no siembran por ambientes, ni existe el precision planting. Todos los productores trabajan con subsidios, y eso fue algo que nos impactó. Europa no depende de la producción primaria como Argentina, o como Latinoamérica. Por lo tanto, el productor agropecuario trabaja muy limitado por muchísimas regulaciones ambientales. Desde el punto de vista crediticio, vimos que cualquier empresa tiene que tener medida su huella de carbono y en función de eso se define qué crédito te otorga el banco, y qué mercados se pueden abrir”, continuó describiendo el presidente del grupo Crea.
Entre lo más relevante de Europa, Lagos señaló: “Pudimos ver que (en aquel continente) ya definieron que el modelo agropecuario nuevo por implementar es el de la agricultura regenerativa con empresas de triple impacto (económico, social y ambiental), poniendo la mirada amediano y largo plazo, dejando de estar siempre viendo el corto plazo como sucede en Argentina”.
Como fruto de la experiencia Del Barco remarcó que se traen “la certeza que medir huella de carbono es altamente relevante. Al mismo tiempo, relacionarnos con personas de allá nos fortalece como grupo y entre colegas. Volvés con ideas renovadas, con más ganas, ese es el espíritu de los viajes”. Y continuó: “Hay que estar preparados a futuro, porque el área del consumidor va a empezar a demandar más pruebas o mediciones de que la producción la hacemos sustentablemente. En Europa eso es una demanda de un consumidor muy exigente. Detrás hay una realidad social muy distinta a la de acá. En Latinoamérica la mitad de las personas viven en condición de pobreza, en Europa esa realidad es distinta y te encontrás con la exigencia del consumidor. Una situación que ojalá un día llegue a la Argentina. Tenemos que saber que la Unión Europea va a empezar a demandar estas cosas, y ya lo está haciendo”.
En el mismo sentido, Lagos aseguró que vieron un modelo de producción en “campos con mayor diversidad, dándole nuevamente vida al suelo, con corredores biológicos, más cantidad de productos orgánicos y biológicos, menos uso de fitosanitarios y fertilizantes sintéticos, miden mucho la emisión de dióxido de carbono, y buscan sistemas más estables en el tiempo que tengan mejor comportamiento a los cambios climáticos”.
Para el productor, el cambio político en Argentina permite empezar a mirar a mediano y largo plazo, lo que considera “fundamental para llevar a cabo una agricultura de menor impacto ambiental, con producciones más estables en el tiempo, menos dependencia de insumos sintéticos y fitosanitarios, que son necesarios, pero con un uso menor y más eficiente, con mayor foco en el suelo y no solo tomándolo de sostén”.
Recalcó que generar más biodiversidad es clave para lograr una revolución en la forma de hacer agricultura, como fue en su momento la siembra directa.
“El mundo y los jóvenes piden esta nueva forma de producir, y el planeta también lo necesita para atenuar el cambio climático”, destacó, al tiempo que afirmó que en esa dirección existe una gran oportunidad para las agtech, relacionadas con la medición, la robótica, los productos biológicos y las biotecnología.
Por Fernanda Bireni – Publicado en La Voz del Interior (www.lavoz.com.ar)