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Suelos: Un recurso que se agota

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El fenómeno erosivo y de degradación de los suelos es integral y la forma de afrontarlo es en conjunto con el compromiso del dueño de la tierra, productores e ingenieros agrónomos con el control del Estado.


El suelo es un recurso natural sobre el cual se asientan las actividades productivas. De acuerdo a sus características, tiene una capacidad de producción. En la medida que el hombre interviene sobre este recurso puede mantener y mejorar esta capacidad, o bien avanzar en procesos de deterioro.
 
Ante suelos degradados se pueden aplicar técnicas de conservación que permiten, en algunos casos, detener e incluso revertir la situación. Pero frente a determinadas condiciones estos procesos son irreversibles, lo cual se traduce en la pérdida de productividad del recurso. 
 
Son numerosos los factores que inciden en los procesos de degradación. Uno de ellos es la sobreexplotación, como puede ser el caso de un planteo agrícola de monocultivo, una inadecuada rotación de cultivos, o el sobrepastoreo en ganadería. El actual sistema productivo exige en demasía al recurso suelo, agotando las reservas de los nutrientes disponibles para los cultivos con la consiguiente acidificación, impermeabilización y reducción de la materia orgánica.
 
Existen también otros factores vinculados con la erosión hídrica (arrastre de la superficie, cárcavas); y erosión eólica (voladuras de materiales finos) que explican la pérdida de la capa superficial del suelo, que es precisamente la más fértil.
 
Finalmente, las áreas bajas o deprimidas concentran el agua y sedimento producto de la erosión hídrica -que se origina en las zonas altas-, causando anegamiento, inundación y salinización de las tierras.
 
Esto repercute no solamente en la producción agrícola, derivando en una reducción de la capacidad económica de los productores, sino que se pierden recursos naturales a futuro y se perjudica el natural flujo del agua, con inundaciones en algunas zonas y sequías en otras. También impacta de manera negativa en la infraestructura rural y urbana.
 
El concepto clave de la conservación de suelos es que el agua se mantenga donde cae. Esto significa que la máxima cantidad de agua debe quedar en el campo, y la que escurre tiene que ser conducida adecuada y ordenadamente sin que provoque ningún tipo de daño en otros establecimientos, rutas, caminos o poblaciones.
 
El productor agropecuario -que es quien inicialmente utiliza el suelo- debe resolver estos problemas con el apoyo y asesoramiento de los profesionales del sector, entre ellos los ingenieros agrónomos, entendiendo que el abordaje es multidisciplinario.
 
En la provincia de Córdoba hay dos leyes que referencian todo lo antes mencionado: la Ley Nº 8936 de Conservación y Prevención de la Degradación de los Suelos; la Nº 8863 de Creación de Consorcios de Conservación de Suelos.
 
La Ley 8936 establece tres categorías de suelo: en prevención, en conservación y en recuperación. En prevención y conservación el productor puede trabajar con planes de rotación a largo plazo a partir de la decisión voluntaria. Pero cuando se encuentra en un distrito de recuperación, la ley es muy clara respecto al requerimiento de un plan predial, elaborado y firmado por un ingeniero agrónomo, donde se indique la rotación de cultivos, entre otros aspectos.
 
En la provincia hay distritos de recuperación de suelos declarados: uno es el denominado “Los Grandes Lagos” que abarca 360.168 hectáreas, un gran porcentaje de ellas afectadas por la erosión hídrica. Otro es "Córdoba Centro" con una superficie de 1.280.000 has.; “Córdoba Eólica” con 3.100.000 has.; y “Córdoba Norte” con 1.550.000 has.
 
El plan predial no se exige -o por lo menos el Colegio de Ingenieros Agrónomos no tiene conocimiento de que los colegas estén realizándolo-. ¿Quién lo tiene que exigir? El Estado, a través de la autoridad de aplicación. ¿Pero no será también un compromiso del productor o el propietario de la tierra? ¿O del ingeniero agrónomo que asesora, haciendo valer la responsabilidad y la experticia que el ejercicio de la profesión indica?
 
En relación a la ley de Consorcios de Conservación de Suelos, de 2.000.000 de hectáreas con riesgo de erosión hídrica, solo 100.000 se encuentran en proceso de sistematización. ¿Qué pasa con el resto?
Un reciente informe del Banco Mundial indica los costos ambientales que está pagando el país: "La degradación del suelo equivale a un 3% del PBI, y la del aire casi 2%. Estos, junto con las inundaciones (que se llevan entre 0,66% y un punto del PBI), son los principales y más costosos problemas ambientales de la Argentina". (http://prensa.cancilleria.gov.ar/desastres-ambientales-le-cuestan-la-argentina-un-8-de-su-pbi).
 
El fenómeno erosivo y de degradación de los suelos es integral y la forma de afrontarlo es en conjunto. El productor es el origen de una cadena que cuenta con muchos eslabones, entre ellos los consorcios de conservación de suelos, canaleros y camineros, que tienen que trabajar conjuntamente entre sí y con los profesionales del sector, organismos de investigación y reparticiones estatales, promoviendo las buenas prácticas agropecuarias, tan importantes para el colectivo social.
 
Colegio de ingenieros Agrónomos de la provincia de Córdoba

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