Un gigante dormido

Argentina es el principal proveedor del mercado europeo, básicamente Róterdam y los países del oeste. Allí, las ventajas de argentina pasan por el cumplimiento de las normas de calidad que impone uno de los mercados más exigente del mundo y a su vez, el 60% del maní que se exporta es blancheado.

 

Días atrás, en el marco del Foro Internacional del Maní en Atenas (Gracia), Estados Unidos advirtió una disminución en su área manisera fundamentalmente por la competencia con el cultivo de algodón. Además, EEUU no tiene capacidad de blancheado para exportar, de hecho no ha crecido en los últimos diez años lo que hace inferir que podría cubrir una pequeña porción de esas 200 mil toneladas. 

 

A demás su principal foco de negocio es el mercado interno y cuando tiene que exportar, busca un mercado alternativo que no le demande demasiada calidad como lo hizo hace dos años exportando casi 300 mil toneladas de maní con cáscara a China.

 

Éste último también manifestó una reducción en el área manisera en el marco del Foro Internacional en Gracia. A demás, China tiene serios problemas con los precios que hace que el maní sea más caro dentro de China que fuera, por ende tiene que importar.

 

Otro de los grandes productores maniseros es India, sin embargo su mercado gira en torno a los países de Europa del éste a donde exporta mucho maní como alimento para pájaros.

 

Con éste panorama la pregunta que se desprende es ¿Quién puede cubrir la demanda internacional con maní de calidad? Le trasladamos esta inquietud al presidente de la Fundación Maní Argentino y analista del sector, ingeniero agrónomo Ricardo Díaz.

 

“El principal competidor argentino pasó a ser Brasil, un jugador que no lo teníamos en el tablero hasta hace dos años atrás. Brasil ha incrementado su siembra, ha tenido buenas cosechas y está siendo muy agresivo en el mercado. Este año todo indica que repetirá una buena cosecha y si tiene lotes de calidad, no tengo dudas de que ingresará a los mercados que nosotros no podamos abastecer” afirma.

 

Sin embargo, Brasil tiene serios problemas de calidad, principalmente por los niveles de aflatoxina “problemas de calidad que son perfectamente salvables – aclara Díaz – porque de hecho EEUU tiene muchas regiones con condiciones similares y lo maneja”. 

 

Si hay algo que debería preocuparle al clúster manisero argentino es el potencial de crecimiento que tiene el vecino país.
 

Picoteadoras en la planta de procesamiento de Coplana, una cooperativa manisera brasilera

“Si nosotros quisiéramos expandir la siembra un 50% tenemos muchas limitaciones, habría que desarrollar otra área junto con variedades genéticas que se adapten a esas zonas e infraestructura de procesamiento que acompañe el desarrollo de una nueva región, cosa que sería bastante difícil en el corto plazo” asegura el ingeniero.

 

Por el contrario, Brasil tiene muchísimas regiones aptas para el cultivo donde actualmente no se siembra como Mato Grosso o Bahía. Pero inclusive dentro de San Pablo, estado donde actualmente se siembran unas 200 mil hectáreas, podría multiplicar esa superficie por cinco si así lo quisiera.

 

Díaz agrega un dato que explica el potencial de crecimiento que tiene Brasil en maní. “El estado de San Pablo siembra 6 millones de hectáreas de caña de azúcar, una de las principales economías y motor de la industria local. Hay aproximadamente un millón de hectáreas por año que requieren rotación y el cultivo de maní podría ser uno de esos cultivos. Por ende cuando uno piensa en el potencial productivo que tiene Brasil en maní es enorme y verdaderamente asusta, porque si mañana quisieran darle mayor protagonismo al negocio del maní, en poco tiempo podrían convertirse en claros líderes” cierra.