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Una variedad que cambió la historia de la producción en Argentina

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Los suelos arenosos del centro-sur cordobés son el cobijo ideal para la producción de maní, una cadena que creció en industrialización, diversificó su oferta y es referente de calidad mundial.


Hoy está de moda ser runner… Sin embargo, cuando uno habla de “un runner” en el centro de la provincia de Córdoba (General Deheza, General Cabrera o Hernando, por citar algunos ejemplos) es una denominación que remite a la variedad de maní que cambió la historia de esta oleaginosa en Argentina, transformó la vida de los productores -con eje en el agregado de valor- y llevó el nombre de Argentina a los mercados más sofisticados del mundo a partir de un producto de calidad.
 
Dependiendo el año, Argentina es el primero o el segundo exportador mundial de maní. Córdoba es la meca de la producción manisera en Argentina. En la provincia del cuarteto y el ferné se genera el 98% del maní nacional, que casi en su totalidad se exporta. El consumo doméstico es escaso.
 
Para acompañar una cerveza fresca, en cajita o pelados, con chocolate para ir al cine, garrapiñadas para las fiestas o una pasta de maní para mirar una serie en el hogar. Y también, por qué no, maní new age, con coberturas saborizadas de queso o jamón o en una bolsita con frutos como arándanos y otros berries. La variedad de cosas que se pueden hacer hoy con maní es increíble.
 
Pero, además, no se trata sólo de campo y producción. La cadena manisera ha sabido construir un negocio de 360 grados en el que todo (créanme, todo) se transforma. Así las cosas, la cáscara que antes se quemaba generando inconvenientes, humo y olores, hoy se transforma en bioenergía y se da a los animales. A su vez, la ceniza producto de esa quema se transforma en ladrillos (hay un proyecto avanzado). Sí, dígalo en voz alta a ver si se lo cree: casas hechas con maní (o desechos de este).
 
Según datos publicados recientemente por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), el maní hizo historia en el 2020. Totalizó 1.070 millones de dólares (un 27% más en facturación, el más alto de la historia-) con 840.000 toneladas (un 22% más en volumen y el segundo más alto de la historia-)
 
“Hace más de 70 años, mi abuelo y después mi padre ya producían maní, pero era maní colorado, el cambio grande se dio cuando se pasó de ese maní industria con el que se producía aceite, a maní confitería, en los años 70, con las variedades runner”, explicó a Clarín Rural, Rubén Borgoño, productor y asesor, referente de Cotagro, la Cooperativa de General Cabrera. Y recupera una anécdota de cómo llegó el runner a la Argentina: “A fines de los años 70 algunos productores hicieron un viaje a Georgia, Estados Unidos, y trajeron esta variedad en bolsitas, en las valijas y empezaron a sembrarlo, después de 6-7 años ya estaba en todos lados”.
 
El cambio fue grande: el rendimiento pasó de 1.000 a 3.000 kilos por hectárea. “¡De grano, no en cajitas que es un 30% más!”, dijo Borgoño.
 
Para Guillermo Cavigliasso (un apellido ilustre fuertemente ligado a la agroindustria manisera), nacido y criado en el campo, en General Cabrera, otro shock se dio a comienzos de este siglo: “Hubo un gran cambio en la originación en los años 2000, porque con la llegada de la soja RR y el glifosato, muchos productores dejaron de hacer maní, y eso obligó a las industrias a tener que producir su propio maní, estoy convencido que el maní argentino es lo que es en el mundo porque la industria se involucró en la originación, y es lo que tienen que hacer muchas industrias regionales, porque nosotros sabemos lo que pide el cliente”.
 
En este sentido, hace pocos días lanzaron una plataforma con información, gráficos e ilustraciones para trasladar a los productores algunas claves sobre la producción de maní. “Queremos compartir el know how, para que el productor pueda generar más rentabilidad y la industria tener más maní de calidad”, reforzó Cavigliasso.
 
Justamente en lo productivo, el último lustro se destaca la incorporación de mejoramiento genético y la eficiencia en el uso de la semilla con tratamientos previos a la siembra, también el piloto automático, clave porque el maní se resiente si no se siembra respetando los surcos.
 
También se ha adaptado a sistemas en siembra directa, con labranzas mínimas con sólo 10-12 centímetros de suelo removidos. Otra de las claves es sembrarlo cada cuatro años, principalmente por un tema de enfermedades, hay que dejar descansar los lotes.
 
Desde Hernando, a unos 60 kilómetros de General Cabrera, Daniela Pérez, una ingeniera agrónoma nacida en Córdoba capital pero “adoptada” hace 20 años por esta ciudad del interior cordobés para trabajar en la Cooperativa La Vencedora (una de las más antiguas y fundadoras de la Asociación de Cooperativas Argentinas), recordó: “Había muchos productores que tenían pasado manisero, pero por condiciones de suelo, enfermedades y baja rentabilidad habían dejado de producir maní”.
 
Según contó Pérez, en los últimos 5 años los productores de Hernando volvieron a hacer propio el cultivo de maní. “Los suelos habían descansado, los lotes agrícolas necesitaban rotaciones y la soja y el maíz necesitaban ayuda para combatir las malezas, también ayudó que el maní puede hacerse en sistema de siembra directa”, dijo. Así, las primeras que sembraron fueron las empresas más grandes, alquilando campos, y recién los últimos años se empezaron a animar los productores más chicos. No obstante, el 70% de la producción está en manos de las industrias.
 
Por qué Córdoba
La Cámara del Maní estima que unas 30 localidades del interior de la provincia de Córdoba sostienen sus economías gracias a la agroindustria manisera como única fuente significativa de empleo, entre las que se encuentran Río Segundo, Hernando, General Deheza y General Cabrera, pero también Charras, Las Perdices, Ticino, Pasco, La Laguna, Santa Eufemia y La Carlota, entre otras.
 
Surge la pregunta, ¿qué tiene esa zona de Córdoba para que se haga maní? “Mayormente se siembra por los suelos, que son de textura franco-arenosa, con poca arcilla y poco limo, que permite que la tierra no se pegue a la chaucha”, describió Borgoño. Vale recordar que el maní crece bajo tierra, que hay que arrancarlo, dejarlo orear unos días y luego ahí se puede cosechar.
De hecho, “Maní de Córdoba” tiene Certificación de Origen (Ley Provincial 10.094/12) y es un sello de calidad que garantiza calidad premium, según los más rigurosos estándares internacionales. “El maní argentino es demandado en el mundo por su calidad, sabemos de dónde viene cada camión que ingresa a la planta, tenemos trazabilidad, por eso lo quieren los mejores mercados”, reconoció Cavigliasso.
 
“No trabaja el que no quiere”
Estiman que en esas 30 ciudades maniseras se emplea a por lo menos 12.000 trabajadores de manera directa. A eso hay que sumarle el derrame. Dicen, quienes viven allí, que son ciudades (algunas, las mas importantes) que tienen pleno empleo. “Acá no hay desocupación, está sin trabajo el que quiere, de hecho, conseguir gente para hacer otras cosas cuesta, porque están casi todos con el maní, sin ir más lejos, agrónomos, cuando empecé éramos 2 o 3, ahora hay más de 100”, se despachó Borgoño.
 
Es por esta posibilidad, que el productor y contratista cabrerense consideró que “estos pueblos o ciudades son muy distintos a otros de su tamaño, porque la gente tiene trabajo y gana bien”. “Son ciudades lindas para vivir”, remató Borgoño.
 
En Hernando, capital nacional del maní, donde actualmente se hace la Fiesta Nacional del Maní (dicen, que la fiesta se hacía en Cabrera pero como dejó de hacerse unos años, Hernando tomó la posta) hay dos industrias que han crecido fuerte: Servicios Agropecuarios, especializada en el procesamiento de maní y CTA, una empresa joven surgida de la asociación de tres familias agropecuarias que arrancó con la multiplicación de semillas y hace tres años puso en marcha una planta de acondicionamiento.
 
“El cambio económico que generó la industria del maní en la ciudad es muy importante, prácticamente no hay desocupados”, dijo Pérez. Y agregó: “Hernando depende básicamente del campo, no sólo el maní, también los otros cultivos, porque hay otra fuente de trabajo que es la construcción, pero el campo es la principal”.
 
Para 2001 el censo nacional contaba 12.324 hernandenses; diez años más tarde ya eran 17.843. Actualmente se calcula que la población no ha cambiado, pero todos tienen mayores posibilidades de trabajo. “Antes quizás los jóvenes que terminaban la secundaria se iban y no volvían, ahora se pueden quedar y tienen trabajo o se pueden ir y volver con mayor capacitación y también tienen trabajo, dijo Pérez.
“Hay un antes y un después del maní en General Cabrera y los pueblos maniseros”, reconoció en diálogo con Clarín Rural el intendente de Cabrera, Marcos Caraso, que forma parte junto a otros 30 jefes comunales de un grupo de “intendentes maniseros”. Y agregó: “Antes se hacía selección a mano, eso ahora se tecnificó, pero se siguen requiriendo otros trabajos más calificados. Desde la Municipalidad pusimos en marcha ya 9 planes de vivienda, unas 80-90 casas, y la gente puede afrontarlos porque tiene buen trabajo”.
 
Además de la industria manisera en sí, también en Cabrera desde 2017, funciona un laboratorio importante que tiene 100 empleados y demanda personal capacitado. “No hay que olvidarse del movimiento que generan también los otros cultivos y la producción de cerdos, biogás, etc”, apuntó Caraso.
 
Como clúster, la cadena del maní integra empresas fabricantes de maquinaria agrícola e industrial, laboratorios de control de calidad, venta de insumos, compañías de transporte marítimo y multimodal de cargas, despachantes de aduana, bancos, semilleros, universidades e institutos de investigación y desarrollo y empresas de servicios (reparaciones industriales, limpieza, seguridad, etc.).
 
“Es una ciudad que tiene los problemas de ciudad chica, en infraestructura, en lo habitacional, pero acá hay pleno empleo, es una ciudad que las crisis las ha visto pasar, hay 5 industrias maniseras”, contó Cavigliasso. Y agregó: “De todos modos, hubo un antes y un después de la pandemia, antes era difícil seducir a algunos recursos estratégicos para trabajar acá, ahora notamos que es más fácil, la gente quiere venir”.
 
Cavigliasso destacó que hay buenos colegios y educación pública, que los jóvenes se pueden ir a estudiar a Río Cuarto (60 km), a Villa María (70 km) o a Córdoba (230 km), y “te diría que hoy casi todos los que se van a estudiar algo de agro vuelven, porque hay trabajo de todo”.
 
Desafíos
Como en muchas localidades, no sólo de Argentina, sino también en el mundo, uno de los desafíos más importantes para el sector productivo, es establecer un vínculo con las sociedades en las que están insertos.
 
“Los últimos años se está trabajando mucho en articular el sector productivo con la sociedad, por ejemplo, con Sabores del Maní, un festival gastronómico con actividades, entre las que se destacan chefs reconocidos que cuentan cómo cocinar distintos platos con maní”, contó Cavigliasso. Y sumó: “Además, algo clave es el trabajo con los colegios primarios, que hacen visitas a las plantas, creo que la sociedad debería conocer más la industria y que debemos trabajar mucho con los niños”.
“Por ahí, un punto flojo es la ruta la Ruta 158, que no es autopista y tiene mucho tráfico, en parte internacional, a Chile y a Paraguay. Tiene hecho el trazado para hacer la autovía, pero aún no se hizo y nos cuesta mucho salir de nuestras localidades. Tenemos 75 km que con suerte se hacen en una hora y media hasta la autopista en Villa María”, dijo Borgoño.
 
“En Hernando el maní llegó para quedarse, con posibilidades de expandirse en superficie y también con más industrias para acondicionamiento y procesamiento”, reconoció Pérez.
 
Según la referente de la cooperativa, en cuanto a la ciudad en sí, los últimos años se ha dado un ordenamiento para separar la zona industrial y la venta de insumos del ejido urbano. “El desafío más grande es el tema ambiental, seguir trabajando para que esto progrese, para ordenar las aplicaciones, que puede haber una convivencia armónica entre el campo y la ciudad”, dijo Pérez.
 
El runner les cambió la vida a los pueblos maniseros cordobeses que quieren seguir “al trote” hacia la profesionalización y tecnificación productiva sin olvidar lo social. Todo un desafío para los tiempos que vienen.
 
Fuente: Clarin

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Actualizado a: 29/11/2024

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Fuente: Bolsa de cereales de Cordoba | Los precios no incluyen IVA
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